Los átomos de carbono constituyen una parte inmensa de nuestra estructura molecular. Sin carbono, los muchos otros elementos que componen nuestro cuerpo no podrían funcionar correctamente. Los seres humanos son una forma de vida "basada en el carbono". A medida que avanzamos en nuestras vidas, nuestro suministro de carbono disminuye y necesita ser reemplazado. El carbono es, por lo tanto, un componente esencial de la dieta humana. Afortunadamente, los alimentos que consumimos hacen que el carbono esté disponible para nosotros. Las frutas, verduras, granos y carnes contienen abundantes reservas de carbono.
crédito: mactrunk / iStock / GettyImages Todos los alimentos contienen carbono.
Macronutrientes y carbono
Nuestra ingesta de carbohidratos, grasas y proteínas nos proporciona con carbono en forma de moléculas grandes llamadas macronutrientes. La mayoría de nuestra dieta se puede clasificar en uno de estos tres grupos de alimentos; todos contienen una base de carbono con propiedades químicas adicionales ligeramente diferentes. Prácticamente, todo lo que comemos contribuye a nuestra ingesta de carbono.
El ciclo del carbono
De una forma u otra, todos los alimentos que comemos contienen dióxido de carbono. Las plantas que consumimos, como las verduras, absorben dióxido de carbono en el aire a través del proceso llamado fotosíntesis. Los animales que comemos ingieren dióxido de carbono a través de la hierba y las plantas que consumen. En definitiva, todo lo que es orgánico o viviente devuelve su carbono a la naturaleza, ya sea a través de la respiración (es decir, los humanos) o mediante la muerte y la descomposición. Este reciclaje y reutilización de carbono se conoce como el Ciclo del Carbono.
Carbohidratos
Los carbohidratos son la fuente de energía más abundante para todas las criaturas vivientes. Vienen en dos formas básicas: azúcares simples y carbohidratos complejos.
La sacarosa es el azúcar simple más conocido, pero hay muchos otros ejemplos, como la glucosa y la fructosa. Los azúcares simples son digeridos rápidamente por el cuerpo, lo que puede causar un rápido estallido de energía, junto con picos en los niveles de azúcar en la sangre.
Los carbohidratos complejos se encuentran en granos y vegetales con almidón, por ejemplo, las papas. Los carbohidratos complejos tardan más tiempo para que el cuerpo procese, lo que resulta en niveles estables de energía y niveles estables de azúcar en la sangre. Todos los carbohidratos finalmente se descomponen en glucosa, una molécula compuesta de carbono, hidrógeno y oxígeno. La glucosa proporciona energía para el cuerpo. La pasta, el pan, los cereales, los frijoles y el arroz son ricos en hidratos de carbono esenciales.
Grasas
Las grasas a menudo se consideran nocivas, pero algunas son saludables, incluso necesarias para que el cuerpo funcione sin problemas. Todas las grasas contienen carbono. Los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados en su mayoría (pero no exclusivamente) provienen de las plantas. Los aceites que incluyen aceite de oliva, aceite de girasol y aceite de pescado contienen ácidos grasos esenciales, elementos que el cuerpo no puede sintetizar por sí solo.
Proteínas
Cada célula de nuestro cuerpo está hecha de proteínas. Las proteínas se componen de combinaciones variables de 20 aminoácidos. Los aminoácidos están a su vez compuestos principalmente de carbono, con diferentes cadenas laterales. El cuerpo adulto puede sintetizar 12 de estos aminoácidos por sí mismo, pero debe recibir los 8 restantes de la dieta. La carne, la leche, los huevos, el queso y las nueces son fuentes viables de aminoácidos esenciales.
El carbono es la clave
Se necesitan más de 30 elementos para mantener saludables a las plantas y los animales, pero el carbono es quizás el elemento más importante Esto se debe a que sirve como base para todos los elementos restantes de nuestro cuerpo. Casi todas las partes de nuestro cuerpo se componen de grandes cantidades de carbono. La forma más efectiva de mantener niveles adecuados de carbono es a través de una dieta equilibrada y rica en nutrientes.
